miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Cuál es el futuro de la globalización en plena crisis económica mundial?

El capitalismo de acuerdo con Chesnais (2008) desde 1950 tuvo una acumulación casi constante del capital de préstamos a interés en el mercado financiero, respondiendo a las recesiones económicas que se presentaron posteriormente a través de los principios del neoliberalismo. Sin embargo, la más reciente crisis financiera (en el sector de préstamos hipotecarios) que se dio en Estados Unidos en agosto del 2007 representa un cambio en la economía mundial, al comenzar esta crisis a propagarse –a través de los mecanismos de la globalización- en casi todo el mundo, desencadenando decrecimiento en: el empleo, la inversión y el consumo en muchas naciones.
Prosiguiendo con Chesnais (2008) esta crisis -así como en las crisis que se dieron desde 1982- ha sido provocada por la desregulación, la enorme creación de capital ficticio, la acumulación de capital-dinero y la importancia que se le dio al sector inmobiliario en el mercado financiero, así como también a causa de las limitaciones que presentaron los instrumentos financieros. En este contexto, Asia y especialmente China dirigirán la dirección que tome la crisis financiera, ya que en este continente se buscan aquellos mecanismos para compensar los riesgos que sufren Estados Unidos y Europa. Aunque la Unión Europea (UE) esté abierta al comercio mundial, “una contracción limitada la capacidad de los Estados Unidos y de la UE para recibir las importaciones provenientes de China y de otros países de Asia acentuará la presión de las mercancías asiáticas sobre ellos y agravará sus dificultades” (Chesnais, 2008). Sin embargo, pese a los ciclos económicos recesivos no se puede prever que en estos momentos se desemboque en la caída del capitalismo, pues aunque ningún sistema ha sido eterno, por el momento “no hay un sistema global alternativo después de la caída del Muro de Berlín” (Tamames, 2008). El mercado globalizado ante esta crisis financiera tiene expectativas de ser rescatado y continuar a través de la influencia que han adquirido los nuevos actores en el escenario mundial, entre ellos están las naciones emergentes de Asia (especialmente China e India), Rusia y Brasil, además, como menciona Tamames (2008) también se tiene la presencia de los fondos soberanos del Golfo Pérsico, Noruega, Singapur y de China, que han tenido gran influencia en los mercados financieros al adquirir empresas muy representativas del mercado mundial. Cabe destacar que la configuración geoeconómica ha cambiando, pese a que los países avanzados (como la Tríada) siguen teniendo un fuerte dominio del capital, ahora, también existen nuevos polos de desarrollo ubicados principalmente en Asia (China, India, Japón, Corea y Taiwán) mismos que han emergido con creciente capacidad de acumulación de capitales, pasando a ser estas naciones elementos esenciales en el sistema mundial.
Además, en la actualidad el sector energético ha adquirido gran importancia en la globalización, ya que como los países han venido consumiendo enormes cantidades de energía, y dado el creciente deterioro ambiental, es por ello, que Tamames (2008) menciona que se debe de avanzar en la creación de energías alternativas (eólica, maremotriz, solar, etc.), así como la prioridad de solidificar el protocolo de Kyoto. Por ejemplo, Pekín “quiere controlar fuentes de suministro de energías, materias primas, etc.” (Tamames, 2008) debido a que este sector cobra mucha importancia al ser en el futuro el gran negocio del mundo. Dentro de este marco, se puede mencionar al capitalismo verde, basado en la corriente neoliberal como una alternativa para frenar el deterioro ambiental, donde el mercado sería el regulador, sin embargo, por limitarse a aspectos sólo microeconómicos carecería de viabilidad si se aplicase al ámbito global.
La globalización puede humanizarse algún día -como lo promueve Mario Soares y Ramón Tamames-, sin embargo, esto no se realizará sólo con buenas intenciones y deseos, más bien, dependería del análisis y de la reorientación del aparato ideológico bajo el que opera la globalización para enfocar a este proceso hacia el bienestar de la sociedad y sentar las bases para lograr más equidad en el desarrollo de cada uno de los continentes, es decir, este sería un proceso que involucraría a toda la humanidad desde distintos aspectos. El futuro de la aldea global puede ser dirigido hacia una “sociedad de economía mixta y de bienestar, el SEMYB” (Tamames, 2008), en el marco de la globalización para obtener más beneficios, donde en base a lo que establece Tamames (2008) se puede prever también una repartición del poder y a sus vez una participación activa y conjunta entre países (los desarrollados y los emergentes). Es decir, no se percibe el predominio de ningún imperio, ya que al estar en presencia de “una aldea global política y económica […] o nos sentimos todos parte de una misma nave espacial Tierra o iremos al gran cataclismo autogenocida” (Tamames, 2008).

BIBLIOGRAFÍA

Chesnais, François (2008) El fin de un ciclo. Alcance y rumbo de la crisis financiera. Revista Laberinto no. 26-27 / 1er y 2o cuatrimestre de 2008. pp. 1-17

Tamames, Ramón (2008) En torno a las Siete vidas del gato. El estado del capitalismo global. (Entrevista de Antonio G. González). II Seminario Atlántico de Pensamiento. España. Pp. 4-28

lunes, 17 de mayo de 2010

¿Cuál es el futuro de la integración económica entre países?

De acuerdo con Fischer (2009) después de la caída del Muro de Berlín se dieron grandes cambios a nivel mundial, tales como: la desaparición de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría, se amplió la Unión Europea (UE), ha ganado poder el G-20 sobre el G-8, etc., sin embargo, hoy también se están dando grandes cambios, uno de ellos es el reto que impone al mundo el cambio climático.
En Europa, es en donde se observan los mayores avances de integración económica, esto con la UE, misma que puede ser percibida como una “Europa laboratorio […] por su capacidad para experimentar con nuevas formas de gobierno, con nuevas instituciones, políticas públicas y reglas de conducta” (Naím, 2009), y ha servido como parámetro para analizar e implementar cierto funcionamiento en otros esquemas de integración. La UE en un futuro gestionará planes de mayor amplitud para mejorar su coordinación económica y regional. Así, la UE tiene perspectivas de verse como una región prometedora con mayor crecimiento y desarrollo en el futuro, sin embargo, debe de generar desde ahora proyectos más visionarios y estratégicos si quiere expandir sus fronteras, ya que, uno de los grandes retos está en el continente Asiático, donde los proceso de integración como el ASEAN, ASEAN+3 y la APEC han generado crecimiento a muchas de sus economías, sin olvidar que en este continente como menciona el FMI (2006) están tres de las diez economías más grandes del mundo (China, Japón e India) y especialmente China que por su apertura comercial y la IED que recibe se ha vuelto una economía clave para el desarrollo de la región. Siendo ahora Asia un elemento esencial en la economía internacional. Definitivamente la región asiática debido a su integración financiera y comercial puede verse a futuro como una región con crecientes e importantes posibilidades de crecimiento y expansión, y para ello puede pensarse que en el largo plazo los acuerdos establecidos en la región ya estarán más acorde con el sistema de comercio mundial, asimismo, se puede prever que estas economías vigilarán la creciente intromisión de Estados Unidos en sus proyectos pues como nos menciona Klein (2009) actualmente su gobernante pese a sus aciertos, ha hecho que las intervenciones de Estados Unidos tiendan más hacia la negligencia y la desunión de los países.
En el continente Americano se han dado diversos procesos de integración siendo el NAFTA el más relevante. Estados Unidos al ser el principal socio comercial del resto de los países del continente, le ha permitido ejercer gran poder en la región. Sin embargo, en el continente Americano, y en especial en América Latina y el Caribe existen enormes tendencias de crearse mayores grados de integración económica, a modo de que estas economías aprovechen sus similitudes, así como sus ventajas comparativas y aumenten su competitividad entre ellos y con el resto del mundo, así, la región irá adquiriendo mayor poder de negociación con otros bloques comerciales y de presencia e inserción internacional, es decir, se podría visualizar una mayor diversificación de sus relaciones y de su comercio.
En África donde muy pocos han sido los ganadores, se puede prever (siempre y cuando sus gobiernos adopten el compromiso de desarrollar políticas más justas) mejores estrategias de inserción en el sistema global y un reforzamiento de sus instituciones para alcanzar el bienestar en el largo plazo, caso contrario, seguirá teniendo a las economías más desprotegidas que continuarán siendo aprovechadas por los grandes capitales transnacionales. En Oceanía, donde existe más comercio intrarregional y la exportación de capitales –la integración más significativa es el ANZCERTA-, en un futuro se podría ver como una región donde se pueden dar crecientes e interesantes procesos de integración, ya que en este continente no se comparte totalmente el modelo de integración que ha venido proponiendo Estados Unidos a lo largo de muchos años.
La integración económica en el futuro desde un enfoque optimista bien podría verse desenvuelta en un escenario más estratégico y eficaz, si esto se comienza a trabajar desde ahora, por una parte, intentando cerrar con éxito las negociaciones de la Ronda de Doha, ya que como menciona Steinberg (2007) aunque no se pueda concretar aún la Ronda esto no significaría el colapso del sistema de comercio multilateral. Por otra parte, una vez armonizados ciertos elementos (los obstáculos al comercio, la distancia que separa a ciertos países de los principales mercados, la distinta solidez que tienen las economías, la coyuntura crítica de la economía mundial, etc.) se lograría converger hacia integraciones más dinámicas donde al estar interactuando con la globalización, se logren crear mayores grados de integración entre los países de los distintos continentes y también –por qué no- con tendencia hacia una globalización más estructurada y equitativa.

BIBLIOGRAFIA

Fischer, Joschka (2009) Veinte años después del Muro. En: El país.com. Madrid: Ediciones El País, S.L. Consultado el 11 de mayo de 2010 en: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Veinte/anos/despues/Muro/elp

Klein Naomi (2009) La mala influencia de Obama. En: La Jornada. México: Demos, Desarrollo de Medios. Consultado el 11 de mayo de 2010 en: http://www.jornada.unam.mx/2009/11/08/index.php?section=opinion&article=022a1mun

Loser Claudio (2009) América Latina y el Caribe en la coyuntura económica internacional: ¿cómo sobrevivirá la región? En: ARI N° 32/2009-19/02/2009. Madrid: Real Instituto Elcano

Naím Moisés (2009) Europa: ¿museo o laboratorio? En: El país.com. Madrid: Ediciones El País, S.L. Consultado el 11 de mayo del 2010 en: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Europa/museo/laboratorio

FMI (2006) El papel de Asia en la economía mundial. En: Revista Finanzas y Desarrollo (Junio de 2006) Vol. 43, N° 2. pp. 14-15.

Steinberg Federico (2007) El futuro del comercio mundial: ¿Doha o regionalismo y bilateralismo? En: ARI N° 95/2007-13/09/2007. Madrid: Real Instituto Elcano

Zabludovsky Jaime (2009) La crisis que cambió al mundo: impacto y perspectivas para México. En: Ponencias XVI Congreso del Comercio Exterior “La Exportación Motor de Crecimiento”. México: IQOM. Consultado el 11 de mayo de 2010 en: http://www.comce.org.mx/ponencias-a.asp