sábado, 10 de abril de 2010

América Latina: riqueza y pobreza

Eduardo Galeano piensa que la riqueza de América Latina ha generado su propia pobreza y al mismo tiempo ha generado riqueza a los países ricos, debido a que, América Latina es una región que posee mucha riqueza en cuanto a recursos naturales, capital humano, etc., a su vez, estos recursos son explotados principalmente por grandes empresas de capital extranjero, apoyadas por los gobiernos latinoamericanos, mismos que están dominados por sus relaciones del exterior y que tienen un estrecho margen de maniobra dentro del capitalismo. Así, las grandes empresas extranjeras hacen que estos bienes producidos sean dirigidos fundamentalmente para el abastecimiento de las poblaciones de las ciudades europeas y norteamericanas, dejando en un estado de desprotección a las poblaciones de los países en las que son producidos estos bienes, y todo esto, justificado siempre bajo los principios del capitalismo salvaje, que busca incesantemente nuevos entornos donde plantar su capital y transformar libremente los ecosistemas y las mentalidades de las personas, para extraer y producir en su beneficio, y a su vez, provocan el deterioro económico, ecológico, humano y regional de América Latina.

“La historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho la historia del desarrollo del capitalismo mundial” (Galeano, 1971). Es evidente que América Latina ha sido un gran laboratorio de ensayos y errores de los grandes capitales extranjeros, donde una vez instalados, comienzan con la explotación y el deterioro de los recursos naturales, de la integridad humana y del bienestar animal de Latinoamérica. La independencia que una vez adquirieron las naciones de América Latina hace tiempo, se puede ver cuestionada hoy en día por la creciente intervención de capitales extranjeros que se hacen más ricos en la medida en que se empobrecen más las regiones latinoamericanas. Se puede decir que existe una nueva forma de conquista hacia las naciones latinoamericanas, sólo que esta vez, esta encubierta en los diversos acuerdos comerciales firmados por los países latinoamericanos con las principales economías desarrolladas para favorecer al capitalismo. Hay una fuerte tendencia para beneficiar principalmente a las grandes naciones, a sus empresas, sus inversiones, su comercio, en fin, casi todo se realiza a favor del modo de producción capitalista en detrimento de las naciones en desarrollo.

Por otra parte, “«Combata la pobreza, ¡mate a un mendigo!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz” (Galeano, 1971). Surge del contexto sobre la idea de que el crecimiento poblacional ha sido uno de los principales obstáculos del desarrollo de América Latina. Además, se propone justificar que la incorrecta distribución de la renta se debe al aumento de la población, es decir, se trata de “convencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión […] En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles” (Galeano, 1971).

De lo anterior es notable el hecho de que es más fácil para algunos el querer difundir ideas sustentadas sobre estudios realizados por organismos internacionales que están a favor de las principales economías desarrolladas para promover en América Latina la idea de que es mejor frenar el crecimiento demográfico con fines de un mejor desarrollo, cuando este no es el problema medular de la carencia de desarrollo sustentable en América Latina, más bien, son los incorrectos modelos políticos y económicos con los que son dirigidos muchos países de América Latina, modelos tales que permiten que hayan muchas irregularidades que bien pueden ser enfrentadas con mayor orden y mejores estrategias para generar una eficiente estructura económica y social que beneficie en verdad el desarrollo de las naciones latinoamericanas. Así, otra forma para fomentar el desarrollo de las naciones latinoamericanas es a través del conocimiento, el darle la importancia que se debe al capital humano y a los grandes recursos que poseen los países de América Latina, de no sólo poner en práctica unas cuantas políticas que al final resulten ineficaces. Es mejor adoptar esquemas de desarrollo que beneficien más a las economías latinoamericanas, y no solamente esperar a que otros países u organismos internacionales recomienden (o impongan) tal o cual proyecto que según ellos funcionara mejor para Latinoamérica.
Bibliografía.
GALEANO, Eduardo (1971) Las venas abiertas de América Latina. Introducción: Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta (pp.5-10)

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